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sábado, 28 de noviembre de 2009

Despierta!

¡No sé qué me hace más revolcarme en la cama!...
El grito se me hundió en las uñas, se enterró
cuando desgarré el deseo de morderte
la boca tremenda
se me acabaron los dedos
me los tragué uno por uno
sin masticar
erectos
aferrados a tus hombros
asustados de tanto tocarte la cara
¿Cuándo?
pedían a gritos
¿Cuándo seremos uno?
Un pedazo de carne con dedos
saliéndole por todos lados
el gemido que tanto había guardado
para tu oído izquierdo
y tu risa que tanto habías guardado para
la sombra de mis senos
para el silencio de las manos sin dedos
los dedos se quedaron regados
bajo la cama
no los necesito
no los necesito
Por eso bajo la lengua
y la mordisqueo
al oír tu trémula voz.

Otoño, otra vez...

Cualquiera urdía en nuestra ropa
la gente empujaba los cristales del auto
se alzaron nuestros vientres en el reflejo
del poco tiempo que podíamos estar felices
nos miramos poco
por que nuestros muslos ocupaban la mayor parte
de nuestro paraíso grisáceo que se rompía amargamente
si yo abría la puerta o la ventana o la boca
y te la dejé cerrada hasta que chocó con la tuya
que escupía rápido
estremecida
por mi murria azulada
así que empezamos el duelo ocioso
y los ojos bárbaros nos buscaban las lenguas
las manos
los pelos la tela plegada
y el honor
Pero seguimos probando
por que el tiempo estaba
(en mí no tanto, por que yo corro con él)
probamos
de forma efímera
que nos daba miedo quedarnos así
tanto tiempo asqueados y enlazados
diciendo palabras que salían de la nariz fría
los amigos nocturnos
el café aguado que se escurre de sus bocas
y te amo
te amo mi cielo gris...

sábado, 21 de noviembre de 2009

Ramalazo.

18/11/2009
Estoy esperando una promesa. Algún grito de mi garganta. Una especie de Placebo que haga calmar mis vientos. Que me arrojen alguna cama blanda y derramen toda el agua de mar sobre ella. Tengo visiones casi cromáticas en las que duermo en brazos gigantes, susurros sedativos, soplidos para alejar los suspiros. Pero aquí estoy, temblando como un roedor ansioso y mis dientes desgarran el miedo y el tiempo, queriendo arrancar una especie de papel tapiz, para que de atrás salga una blanca mañana, tibia, con algún resfriado y tés calientes. Una ventanita de Van Gogh y mis más sinceros deseos de no despertar en diez días. Por que hay que morir por ratos para volver estremecido y ansioso, arañar las tablas y besar el polvo de nuestras viejas huellas tristes…. Yorela B.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mírame devorarte con mis enormes colmillos amarillos
Déjate caer cuando te tire por mis muslos
No llores, no me pidas un silencio en la boca
No grites por mi enfermiza sombra que vomita cielos...
... ¿Cuánto tiempo te dejaste azotar contra el muro?...
¿Cuántas noches no pediste un trozo de carne en la cintura?
No puedes impregnarte de todas esas manchas azuladas
Y esos senos coloreados
Y esas bocas abiertas y ávidas
Y el placer electrificado en la planta de los pies...
...Deseo que disipes toda mi alma...

No, ahora no, Yorela.

martes, 17 de noviembre de 2009

Cuando te vea salir de tu cuarto voy a atraparte, cubrirte toda con la manta de mis brazos livianos.
Cepillarte con los dedos perdidos en tu pelo de lluvia nocturna

Guardándote para el café de las seis, para la mordida al pan dorado
Y darse cuenta que en realidad son tu par de piernas al aire
Te llevo y te lavo el cuerpo de perla amarilla, desquebrajada.
Te lavo con polvos que no entiendo de dónde salen, pero te cubre la cara de manera deliciosa, te pasea en las manos, te censura el pecho.
Voy jurándote (gritándote) quizás palabras sueltas que se caen de tu pelo mojado y enjabonado
¡Ah! Tus bellos ojos húmedos y rosados…
… Bien abiertos como queriendo congelar mis manos inquietas y encerrarme en un secreto.
Yo insistiendo, anda, nena, dime…
Prometo atrapar mi boca en tus cobijas y decirle quizás solo una pista a las almohadas tibias
Y luego darte un murmullo a tu silueta de espaldas rotas por la sombra
Mirando la ventana
Anda, ve abrirla.
Prometo contarte el secreto por la mañana.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Huyendo

Nunca ninguna de las letras se quedó en mi boca.
Ninguna fue lo suficiente para fragmentarla,
hacerla estallar en un sonido suave y crujiente…
Algo parecido al de los amantes en los suelos.
No debo dejarlas allí…
Huirán poco a poco con mi boca entreabierta en un suspiro de noche.
No me dejarán seguirlas
Yo debo crearme nuevas figuras en mi torso
Dejar que recorran con su dócil cúspide
mi espalda ansiosa de fregar cuadernos y notas en el aire
Llegarán desbordando mis mejillas
Atizando mis corvas
Los pliegues que el aire ha dejado mordisqueados
Y el sonido de largas exhalaciones avivadas por diez huellas extraviadas.
Por bocas que no me piden gritos
Piden silencios entintados
Encuadrados en mis piernas
Para que después de un golpe de sueños
Me tire al suelo a observar
Cómo se escurre mi río de signos
En tu boca

viernes, 6 de noviembre de 2009

¿Te vas?


Mira que se me ha ido todo el mar por la boca.
Se me han roto los pedazos que empezaba a pegar de nuevo.
Me ha llovido el polvo de tus pasos delante de los míos
Y tu nuca se borró con el aire.
Me senté a beberme el sudor de la gente
Esperando que el tuyo escurriese por mi espalda
Mordisqueando las orillas de tus dientes
Y tú vomitaste tu risa en mis manos.
Me entregaste en una bolsa de papel
la tarde nublada de antier
Para que yo te sintiera mí amado maldito
Para que tirase de tu pelo enardecido
Para que de un jalón de vino
Me diera cuenta
Que nuestras tardes
Han sido robadas por las mañanas.