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jueves, 31 de diciembre de 2009

Fragmento de Nina


Eran las tres veinte... Sí, estoy segura de que eran las tres y veinte... También estoy segura de que había pasado la mayor parte del día acostada, no en el piso, ni en la cama, ni donde siempre estoy junto a la radio... Estaba acostada y ya, sólo con la faldita rosa, y con los senos fríos, fríos....
De lo que no estoy muy segura, o eso aseveran mis pies helados, cuánto tiempo estubiste aquí, observandome desde un plano casi oblicuo que nos ensimismaba la piel.
No traté de reaccionar ante las luces, las puertas que se cerraban o se abrían o se quedaban chirreantes ante el viento que siempre nos llama al parque de Los Milagros, pensé que podría disfrutarlo, pero tampoco sufría, estaba en el afán de sólo estar ahí, dejándome contemplar y contemplarte con tu música, la de ellos, la de nosotros que nunca es mía, por que Nina nunca aprecia nada más que a Woody y a Hooker, y a Hooker y a Huerta y a sus gatos y a la señora que vende chocolates baratos, y no bebes ¿Por qué no bebes? ¿Por qué no te arrojas al río?
Pero en cuanto traté de levantarme ocurrió lo que agregué como final; estaba en el refrigerador, estaba en el inodoro, estaba susurrándote al oído, palabras, palabras, alguna forma de expesión en silencio, algún gemido bofo de un ñiño autista, un auxilio para que me regresaras a mi cuerpo que áún seguía ahí tirado; acostado, de pie, de cabeza, durmiendo o quizás solo mirando sus pies, mis pies enormes, rosas, naranajas...

No era el final, por que tú dijiste que no era el final. Tú dijiste "Whiskey..." y algo más así como "Ruptura craneal" ... "Los escondidos"
Yo dije vértigo, vórtice o alguna de esas palabras de las que te ríes, de las que siempre dices No me hables así, deja de leerme, deja de pellizcarme, deja de decir bobadas...
¡Déjenme levantarme!
¡Quita la falda, quita el suelo, quita la música, quitate de encima de mis brazos, deja de ser como uno de esos viejos currutacos que se asfixian con mi boca, que tiñen puntos negros en las zonas que me duelen por las mañanas, espalda, hombro, cuello, nuca, triceps, me dejan sin voz, me ahogan el corazón...

Sigo insegura del silencio que hubo... no creo haber llorado tanto, mi pelo no estaba húmedo, mis mejillas me dolían... Tu cara estaba frente a la mía, carne, rosa, figura desordenada, cíclope, dramática y bella... Golpe, dientes en mis manos, marcas en mi cuello...
¿Quién soportó?
No sabía si dejarte bailar, si empujarte al sofá, besarte frente a todos los omnímodos, matarte con la almohada, arrojarte mis más grandes tormentas, ¿Qué podía hacer?
¿Por qué no te levantas?
Disculpa la mancha carmín en tu camisa...




Fragmento de "Nina"



Yorela B.

martes, 29 de diciembre de 2009

¿Qué puedo hacer yo para tenerte de nuevo?

¿Qué puedo hacer yo para tenerte de nuevo?
Quizás deberíamos reencontrarnos en los pasillos
Saludarnos con el sol en la espalda, casi sin sonreír, casi sin nada y con prisa.
¿Cómo podríamos hastiarnos de nuestros cuerpos tibios?
Deberíamos hacerlo, mostrarnos indistintos frente a las bocas, frente a nuestras tardes en las que te repetía en todo momento que te quería, sólo con tocarte las manos. Pero ante todo, tildar los recuerdos minuciosamente, dejar que estos se vayan por los ríos que juntos, sin darnos cuenta, pero a propósito, creamos.
También podrías poner de tu parte…
¿Podrías dejar de tocar las miles de ventanas de mi cuarto, dejar de espiarme cuando me baño, volverte mi comida, mis zapatos y hasta mi perro? Sólo por unos días… hasta que tengamos nuestro reencuentro. Mientras prometo no meterme a tu auto y gritarte.
Prometo no reírme en tu boca y dejarte terminar el dibujo de mi cadera, beberme todo tu tiempo y además te prometo no huir sin ti.
Lo que pasa es que no encuentro la forma de no asustarme en cuánto te vea… Seguro diré muchas cosas, muchas veces, mucho tiempo perdido sin hacer lo que tanto te había susurrado en un silencio erótico, en una sombra escondida en ti, ahogada, asfixiada ¡sálvame!
Recuérdame que debo dormir antes de que vengas a observarme, hacerme la tonta, dejar que me cubras con tus brazos enormes y decirte en el aire padre, madre, amor, luna: me prometiste que vendrías a la reunión justa de los besos, y no has llegado…


Yorela B.


viernes, 25 de diciembre de 2009

Eterno oleaje

Aquí estoy. No de nuevo, ni para siempre... pero tampoco será la última vez.
Tampoco volveré a caer en la silueta tremendamente oscura de tus labios
Ni siquiera dejarás que muerda el encanto roto.
A veces me preguntaba que haría contigo
Tanto tiempo que fuiste mi sombra anhelada.
Tantos días que rompimos las suelas de los zapatos
sólo para morder un pedazo de pan.
Al final de todos los silencios que te creé, me dejaste como una llave abierta en la esquina de tu cuarto
Y allí, me he quedado todo el tiempo, drenando tu espacio, mojando tus cabellos de noche
irrumpiendo tus deseso ajenos
Resonando en las paredes de tus amantes
Y al final
abandonándote por un consuelo
Abandonandome a mí
Que he soñado en ahogarte en mi oleaje de piel en polvo.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Infantes

Ah, nuestras bocas gritando de forma bacanal
Escudándose en azulejos de papel…
Tintes
Pedazos de cielo que quiero seguir arrojándote
Las manos que se nos vuelven rodillos
Se nos dilatan de una forma tal que nos cubre
Reemplazando las sábanas, embadurnando ciertos tumores de turbación
Voy arrojando monedas a la ciénaga de nuestras miradas
Hastiándome de nuestras roídas en los huesos
Las palabras
Los dientes
La fonda de nuestros pliegues nocturnos
El discurso de perdernos en un silencio mutuo que nos cale las sombras
Que nos entregue el diploma por hambrientos cachorros de carne destilada
Jirones en la tela
Aguas de levante y los flanes con melaza que escupa nuestra boca.