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viernes, 28 de enero de 2011
Viernes Rojo
martes, 11 de enero de 2011
El Salvador.
A dónde irás después de vivir tanto rato engullido en esta ciudad de pájaros grises y feos?
Ciego-por fin- ante la cara que te da la calle tan rota como tú la conocías, tú las recorrías con tus venas grosísimas y con la cabeza de mástil,
¿La has amado ya? ¿Le has servido el más delicioso plato de tus antiguos desamores?
Ella seguro deberá repetir a cada instante tus palabras para cosecharlas en el entierro de tu cuello, alegre murmurará a la tierra palabras de niños que se hacen los sordos, besará cada rincón de su cuerpo para recordar la antigua melodía de la noche. Ella va a caerse del suelo antes de darse cuenta que tú te has ido al recóndito mar de tus ilusiones
La delicada desnudez de tu cráneo, tus manos que son corazones palpitantes ante el encuentro de su pequeño seno de madera, La risa que te daba risa, las lágrimas cómo un rico pastel, ya sabes, para chupetearse los dedos… La noche es la que te encuentra, pasos disonantes de guerra que se escuchan a lo lejos, la marea se lleva su boca, se lleva sus dientes con trozos de luna…A por ella, que la penumbra la puede cubrir sin darse cuenta
¡Nada, amor! nada para llevarla contigo, sécala con el vaho de tu cansada boca y no renuncies ante el último suspiro que los acecha… acaben todo para el próximo Noviembre
Lo sabes
Llévala atada a tu sien, y no sueltes nunca la mano que se entierra.
Yorela. B
11-01-11
jueves, 6 de enero de 2011
Te pido que recojas tus brazos antes de que empiece otra de mis fruslerías
Harta debes estar de comer la misma migaja de pan,
Sorber y sorber los mismos rocíos de planta
Aquella que has dejado marchita
Por que no te quedaba de otra
Por que te había pedido con el alma en las muelas
Que te quedaras para brindarte mi voz y mis lápices.
¿Debería obsequiarte una última palabra para que me devolvieras el beso pegado?
¡Yo qué sé!
Sólo veo, mareada, cómo abres y cierras la puerta incontables veces por que te gusta quedarte viendo la ventana desde la puerta
Y haces una expresión que escondes en las axilas
Una expresión de brazos que quieren correr a abrazar la despedida
Y jamás volver
Hasta cuando sea hora de la siesta
y tengas pena de ver mis ojos inundados de sal de mesa
No te culpo por la muerte del gato
Ni por que el silencio ya no te cupiera en la boca
O por que mis besos no supieran a lo que tú buscabas
Haces bien en huir de esta casa de locos que son mis brazos
Tu vestido vuela junto con tus pasos altivos y veloces
Desde la ventana
Te sigo la piel, el brillo de la calle entre tus piernas
Aquí me quedo
de aquí me agarro
Enfriándome de nuevo
junto con la Luna…