Te has comido toda la sombra que me quedaba entre los dedos
también cada uno de los gritos que empuñaste en mi espalda
en mis hombros
en mis piernas que estaban siendo invadidas por moscas y hormigas y puntos que salían de tu boca
de tus dedos igualmente invadidos
debemos volver a guardar el silencio entre las cobijas
chocar las cabezas torpemente, gimotear como única melodía de la tarde con sueño (yo y mi sueño, tú estabas soñando)
Por fin yo, soñando con tu piel llena de letras antiguas, pesadas
con olor a tiempo y moho,
voy soplando, voy mordiendo todas
una por una hasta dejarte dormido
muerto a ratos
Muerta todo el tiempo a tu lado,
con tus ojos en mis manos
besándolos, haciendo que éstos cayeran por mi vientre
para esperarte en el rincón de mi cuarto
ése donde siempre hay agua y mi piel, ya no parece tan real, es como el muro
y tu lo abrazas y lo arrancas de cuajo
me lanzas por la ventana ¡vete, mi avecita, nubecita negra!
te amo, siempre, siempre...
Yorela B.
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