¿Cómo pude olvidar lo que me dabas?
De tus palabras surgían demonios níveos
Cálidos y clementes, que amordazaban
¡Me distraje por la flor veraniega, la amapola empapada!
Pero hoy el arroyo de
tu recuerdo me baña;
Lavo mis brazos en la calma triste que me ofrece,
Lavo la ensenada del
vientre bullicioso,
Lavo los hombros que despedirás con besos,
Lavo los livianos, inocuos y sosegados senos
Bebo de tu nombre que me incendia en el cuello
y pienso, muy fatigada:
¡Me distrajo la flor veraniega, la amapola empapada!